Aida Monteón, Guadalajara, Jalisco, México 2014

Organiza/Contacto: Aida Monteón

Email: anahualados@gmail.com

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Aida Monteón

Guadalajara, Jalisco. Contador y Lic. en medicina Homeopática. Estudió inglés en Hammer Smith & West London College, Londres, Inglaterra.  Fue galardonada con el III Premio Internacional de Poesía Palabra Ibérica 2010 por su obra Decantación. Ha publicado el libro de cuentos Juegos Tridimensionales por el que obtuvo una beca del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes 2008. “Tatuar la luz” libro de poemas  Lo que el ruido se calla (Literalia ediciones, 2002). Textos suyos han sido traducidos al portugués e italiano y publicados en revistas nacionales e internacionales y suplementos culturales de medios impresos y electrónicos, así como en varias antologías nacionales e internacionales y participado con ponencias en congresos literarios nacionales e internacionales. Ha hecho trabajo de dramaturgia con la obra Una muerte al vacío. Coordinó el Primer Foro Internacional de Traducción Literaria en el marco de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara, 2004. Es integrante del Taller de Traducción del Departamento de Estudios Literarios  de la Universidad de Guadalajara desde 2002.

 

Nosotros los aficionados a este cielo

nos hemos encontrado   A contraluz,

soñándonos en ese rostro

de tez amartillada exhausto de futuro

con la muerte acechando la noche de vigilia.

 

Tiene pena el corazón.

A qué el nacimiento

si las manos las bocas los cantos que enhebran

el mundo se coagulan

bajo el sol de tanto peregrinar.

 

Pequeño rostro sin límite de heridas

devolvernos la hora de nosotros

sin infierno.

 

En el fondo madrugadas encendidas de uno mismo

giran hacia otro bosque de mullido arraigos,

las sombras de los muertos presiden los pasos.

Éste es el rastro que remueve el silencio

arde las bocas,

revive palabras desahuciadas

con la levedad de un murmullo

con la sutura del verso

que acabará con este caos interminable.

Acaso una sílaba

prendida al fulgor del fuego

termine por incendiarnos.

 

Pero hemos de recomenzar

junto a la ceniza de todos los vértigos

en el olvidado vaivén que oscila en la memoria,

en el mismo silencio de nosotros.

Porque nos hemos tocado

tocado levemente al mirarnos

con el haz que nos teje a las venas

y la vida prende en cada pulsación

y las uñas sangran con el exceso púrpura

y te dices humo en los fragmentos desatados de tu vaho

y te dices niño demasiado a merced de la caricia

que dispara el universo.  Ahí

hemos de contemplarnos ,   inmensos

como átomos de robusto néctar

ávidos de ser

una grávida estela con los signos del jade

ligeramente endulzado de lágrimas.

Más allá la efervescencia del vientre

lanzará estaciones venideras   luz y aire

sujetos a la tierra hinchada de cenizas

el fuego extendido en el aliento

porque algo de nosotros palpita en el mundo

desde la hora primera.

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